Ni se molesten en buscar el diccionario. Rututearse es una versión "nadsat" de mi famila materna para referirse a: "deslizarse en yagua por una loma higueyana", de hecho, yo lo hice muchas veces en nuestro Parque Mirador del Sur antes de convertirme en publicista idólatra de marcas y layouts. En realidad creo que nunca he dejado de hacerlo

martes, noviembre 21, 2006

De viejos y sonámbulos

Desde la canastilla de una bicicleta, hago un escrutinio de las líneas y el temblor que guian esta bicicleta. Se detiene, sus reflejos no son los de antes, sus ojos y sus labios tampoco. Vamos luchando con el frio, ella porque le molesta y yo porque ya me ido acostumbrando a su cotidiana presencia, porque no cabemos los 2 en esta canasta.
Se abotona hasta el cuello y espanta el frio de un manotazo, como si fuera una mosca, como si fuera la cosa más simple que le haya molestado en toda su vida. Su movimiento brusco dejó al descubierto un mechon de canas disfrazadas de un cómico tono castaño. Que desfachatez..., dejar al decubierto tanta experiencia, pasearla además de manera furtiva en una bicicleta, conmigo delante, en la canastilla de la bicicleta.

viernes, noviembre 10, 2006

Cómo apreciar "oleo de una mujer con sombrero"

Bueno, eso depende que tan cobarde haya sido uno en la vida o de qué tanto arriesgó usted para alcanzar algo. Si su caso es el primero, puede llegar a ser muy doloroso...escuchar todo de lo que usted se perdió, todo lo cobarde que fue, saber que le dio la espalda a la poesía, que nunca fue amante, sino sólo un hombre, que puso tanto empeño en huir que ahora, al detenerse, ha perdido el camino. Es muy duro saber que nunca llegará a ser historia, que apenas se conformó usted con ser un recuerdo, que a la larga, tampoco lo podrá salvar del olvido propio de la distancia y la senectud.
Si su caso es el segundo, la historia es distinta. Entonces uno siente tristeza de ver cómo aquella persona se perdió entre las dudas y la cobardía, contempla con ojos de incomprensión la huida de la gaviota errante y una vez más siente pena, pero no tanto por uno mismo, sino por ver morir todo en lo que uno creyó.
Prefiero haber sido herida por apostarlo todo a un sueño que penar toda la vida por no haberme arriesgado a conseguir lo que quería. Prefiero quedarme a ver la melancólica huella sobre la arena de aquel que huyó que huir por la playa sin ver el azul del mar, los erizos y los corales.