De viejos y sonámbulos
Desde la canastilla de una bicicleta, hago un escrutinio de las líneas y el temblor que guian esta bicicleta. Se detiene, sus reflejos no son los de antes, sus ojos y sus labios tampoco. Vamos luchando con el frio, ella porque le molesta y yo porque ya me ido acostumbrando a su cotidiana presencia, porque no cabemos los 2 en esta canasta.
Se abotona hasta el cuello y espanta el frio de un manotazo, como si fuera una mosca, como si fuera la cosa más simple que le haya molestado en toda su vida. Su movimiento brusco dejó al descubierto un mechon de canas disfrazadas de un cómico tono castaño. Que desfachatez..., dejar al decubierto tanta experiencia, pasearla además de manera furtiva en una bicicleta, conmigo delante, en la canastilla de la bicicleta.
3 Comentarios:
Interesante viaje ese. Supongo que la madre va llevando a su hijo en la canasta. Como mamá canguro a bebe canguro en su bolsa.
saludos
noviembre 23, 2006 4:42 p. m.
En tan pocas líneas no se pueden expresar más cosas.
Y esa sensibilidad... tan deliciosamente a flor de piel.
¿Claroscuros?, para ti sólo deseo luz y si algo a de ser oscuro que sea por que llega la noche, una feliz noche de fiesta
Te dejo un besito cariñoso
noviembre 27, 2006 1:50 p. m.
Mujer!!!!! como hablamos esa tarde/noche... tenemos luces... sombras... estamos completos... sabes lo mucho que te aprecio... lo feliz que me haces simplemente porque veo tus alas que surgen... porque he andado por caminos parecidos... el dolor... la felicidad todo pasa... el presente nos queda... hay que vivirlo... todo lo que tenemos...
Un abrazote apretao!!!!
diciembre 21, 2006 12:26 p. m.
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal